Fuente: La Aldea Irreductible
Os propongo un pequeño juego – rompecabezas:
Vamos a imaginar por un momento que somos un doble espía.
Por un lado, somos espía al servicio de la Alemania nazi, justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, y debemos entregar de inmediato a Hitler una poderosa super arma, que hemos conseguido robar del Museo Arqueológico de un lejano país.
Se trata de la “Lanza del Destino”, de la que una leyenda cuenta que aquel que la posea tendrá el destino del mundo en sus manos.
Todos conocemos el interés de Hitler y compañía por este tipo de objetos. Un ejemplo fue la búsqueda del Santo Grial por Otto Rahn en Montsegur, o por el propio Heinrich Himmler en Montserrat en 1940. Lo mismo ocurrió con la mítica Arca de la Alianza, buscada por la SS en Egipto, o con la Lanza de Longinos.
Vamos a imaginar por un momento que somos un doble espía.
Por un lado, somos espía al servicio de la Alemania nazi, justo antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, y debemos entregar de inmediato a Hitler una poderosa super arma, que hemos conseguido robar del Museo Arqueológico de un lejano país.
Se trata de la “Lanza del Destino”, de la que una leyenda cuenta que aquel que la posea tendrá el destino del mundo en sus manos.
Todos conocemos el interés de Hitler y compañía por este tipo de objetos. Un ejemplo fue la búsqueda del Santo Grial por Otto Rahn en Montsegur, o por el propio Heinrich Himmler en Montserrat en 1940. Lo mismo ocurrió con la mítica Arca de la Alianza, buscada por la SS en Egipto, o con la Lanza de Longinos.
Esta podría ser nuestra lanza |
Por Guillermo
Pero por otro lado, nuestra verdadera identidad es la de agentes del servicio secreto aliado, y también queremos hacer llegar cuanto antes a Hitler esa supuesta “Lanza del Destino” porque, bajo la apariencia de una mágica reliquia, también es una compleja arma diseñada por ingenieros aliados, que acabará con la vida del dictador una vez llegue a sus manos, evitando así el estallido de la guerra.
El asunto es ultrasecreto y urgente; la guerra está a punto de comenzar.
El transporte de la lanza ha de ser en avión, pero al llegar al aeropuerto de aquel remoto país, nos encontramos que los funcionarios se niegan a aceptar el envío de la lanza.
Su longitud es de 1 metro y 70 centímetros y, según el párrafo 4º de la instrucción 26 de las Normas de Vuelo, en la bodega de carga sólo aceptarán bultos cuya longitud /altura / anchura no supere 1 metro.
El contraespionaje aliado no había reparado en este problema, no podemos contar con ellos y no queda tiempo. El avión despegará en un par de horas, y el próximo vuelo será dentro de una semana.
Hay que pensar rápidamente la manera de transportar la lanza en el avión. Y hay que pensarlo ya.
Llevar la lanza con nosotros en la cabina del pasaje tampoco está permitido porque la instrucción 17 prohíbe transportar armas blancas con el pasaje. Tampoco es posible recortar la lanza, ni sobornar a los funcionarios, ni secuestrar el avión…
Podéis escribir lo que se os ocurra. La cuestión (además de agudizar nuestro ingenio) es también pasar un buen rato con vuestras divertidas respuestas ;)
Así pues, vuestras respuestas hoy... la solución mañana.
Actualización: Ya está publicada la solución a este juego
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