domingo, 6 de mayo de 2012

Todos científicos por un día


El pasado 21 de abril de este año 2012, se realizó, como ya viene siendo costumbre, el Paseo por la Ciencia, aunque esta vez fue en el Paseo por la Victoria, donde ya desde las 9.30 horas de la mañana cada centro empezaban a montar sus stands. Nuestro instituto, también quiso, una vez más, colaborar sacando la ciencia de los libros, de las clases corrientes, de los ejercicios y la teoría y poniéndola en la calle. Así, los alumnos y alumnas de 4ºB y C del IES. Miguel Crespo; acompañados por el profesor de Biología y Geología D. Casimiro J. Barbado; presentamos una serie de experimentos al público, que previamente habíamos preparado en clase las semanas anteriores.

Por varios motivos no pudimos llevar una pancarta con el nombre de nuestro centro para acompañar nuestro stand, pero gracias al trabajo en equipo de cinco o seis, un poco de papel y unos rotuladores, en unos minutos teníamos acabado y colgado el cartel.

Y por fin dio comienzo la jornada, con un ameno discurso, en el que también se mostraron experiencias que igualmente podrían pasar por magia para los más pequeños, cuando allí se estaba viendo la Física aburrida a la que cada día los estudiantes nos enfrentamos en los exámenes, pero en su versión más divertida y cercana.

También nosotros, los que veíamos el Paseo desde detrás de los stands, pudimos disfrutar de la ciencia que enseñaban otros institutos y universidades en un ambiente de amistad cargado de risas y curiosidades entre las no puedo dejar atrás las partículas del aire de Córdoba vistas al microscopio, la obtención de huellas, la identificación de los elementos químicos, la refracción de la luz o al porqué de las oscilaciones de una moneda al caer en una jarra con agua.

Durante toda la mañana, y luego también por la tarde, cientos de personas se animaron a pasearse por allí a ver qué nuevas cosas podían aprender. Gente de todas las edades se acercaban a que nosotros y el resto de centros les explicaran sus experimentos. Por allí pasaron mujeres y hombres que iban de camino al trabajo, abuelos, adolescentes, padres de alumnos e hijos del profesorado y, por supuesto, niños curiosos que no paraban ni un minuto y que nos contagiaban a todos sus sonrisas con sus graciosas e imaginativas preguntas. Poco a poco te ibas dando cuenta de que, aunque habías repetido decenas de veces la misma explicación, cada vez era un poco diferente porque cada pequeño quería saber más cosas. Lo que más me marcó, en mi caso, fue la cara de sorpresa que tenían los más jóvenes al terminar el experimento y que me hizo cuestionarme si, tal vez, con el tiempo, las personas vamos perdiendo poco a poco la capacidad de soprendernos como un niño pequeño.

Por eso mismo creo que esta jornada, en la que se nos da la oportunidad de enseñar a otros lo que sabemos y en la que las personas que llegan pueden sertirse como autéticos científicos, nos ha dejado a todos un buen recuerdo y muchas, muchas ganas de volver el año que viene.

Mª Dolores Ariza Jaén, alumna de 4º B

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